DE AQUÍ Y DE ALLÁ
MIGRACIÓN Y DESARROLLO LOCAL

Eduardo Meza Ramos
Lourdes C Pacheco Ladrón de Guevara

LOS MUNICIPIOS SUREÑOS DE LA RIVIERA NAYARIT, MÉXICO: UN BREVE ANÁLISIS SOBRE SU DINÁMICA DEMOGRÁFICA

Antonio R. Márquez González

José Ocampo Galindo

María Elena Ramos Pantoja

Introducción

En el presente trabajo se hace un breve análisis demográfico en la región que se ha dado por denominar la Riviera Nayarit (comprendida por los municipios de San Blas, Compostela y Bahía de Banderas) espacio geográfico que se perfila como un destino turístico importante en la costa centro occidente del oceano Pacífico mexicano. Nayarit está constituido política y administrativamente por veinte municipalidades, agrupadas en cinco regiones, véase figura 1. El proceso de poblamiento o migración interna en Nayarit no es muy claro aún, dado que existen diferencias en dicha dinámica. Lo anterior es el resultado de una discontinuidad en el proceso de crecimiento poblacional de todos y cada uno de los municipios que componen la entidad, ya que pareciera que algunos de ellos tienden a perder su número de habitantes.

No se puede entender el desarrollo socioeconómico de Nayarit en su porción más sureña sin la aportación, en la década de los setenta del Fi deicomiso Bahía de Banderas. Con ello y la cercanía a un destino de playa con reconocimiento internacional como lo representa Puerto Vallarta, se detona primeramente el municipio de Compostela, pero la conformación de la nueva municipalidad de Bahía de Banderas más al sur y colindante ahora con el municipio de Puerto Vallarta a finales de la década de los ochenta, como producto de la división del inmenso territorio compostelense, el proceso de promoción para el desarrollo turístico se impulsa más hacia la nueva municipalidad de Bahía de Banderas (Carrascal 1987, 126; Márquez y Sánchez 2007, 135; Propin y Sánchez 2002, 386).

Es evidente que si no entendemos la relevancia de los factores geográficos en el desarrollo económico, muchas de las recomendaciones de políticas que hoy se hacen podrían ser inviables o simplemente infructuosas. Por otra parte, si se entiende mejor la influencia de la geografía en la economía será posible entonces diseñar mejores políticas públicas que permitan romper los efectos aparentemente permanentes e inmóviles de los factores geográficos en el desarrollo económico (Esquivel 2000, 6; Sachs y Warner, 1995, 2).

Un acercamiento a los procesos migratorios

La mayoría de los análisis actuales sobre las migraciones en América y en otros continentes reparan en sus grandes dimensiones alcanzadas, especialmente en el marco de la globalización. No sólo se trata del volumen, que en muchos casos ha alcanzado niveles inéditos, sino también de la importancia que la población migrante tiene en el desarrollo de los lugares de destino y, por supuesto, en los lugares de tránsito y origen Castillo (2005, 100). Massé (2002, 68) hacía el señalamiento de que algunos de los problemas de pobreza están íntimamente relacionados con políticas de desarrollo regional, crecimiento económico, fiscales y de aliento al empleo, los cuales han sido tradicionalmente considerados como políticas de orden económico más que social.

Las migraciones son un fenómeno de investigación transversal. Sus causas y consecuencias afectan y son, a su vez, influidas por diversos componentes de la sociedad. Por tanto, no está por demás recordar la distinción entre emigración y movilidad. La movilidad es un concepto más amplio que el de emigración y que incluye una gran gama de movimientos temporales (estacionales, cíclicos, ligados a los trabajos agrarios, a las oportunidades en ocupaciones al sector servicios o industrial en las ciudades, entre otros). Mientras que el concepto de emigración suele asociarse a un cambio de residencia más o menos defi nitivo (Silvestre 2002, 229; 231). La migración es un tema amplio y complejo que propicia múltiples discusiones (Arroyo y Corvera 2003, 37).

Por diferentes razones –conceptuales, metodológicas, históricas-, el estudio de la migración ha tenido una posición secundaria dentro de los estudios demográficos; un ejemplo es la cantidad de modelos demográficos en los que se parte del supuesto de una población cerrada, es decir, en la cual los únicos procesos a considerar son la mortalidad y la fecundidad (Adamo 2001, 144). Welti (1997, 124) referido por Adamo (2001, 144-5), señala que la migración se distingue de otros fenómenos demográficos principalmente por dos características. La primera de ellas es su carácter eminentemente social, que contrasta con el carácter biológico de la fecundación y mortalidad. Por esta razón, la interpretación de fenómenos migratorios exige considerar determinantes de orden social, económico y cultural. La segunda característica distintiva es su dimensión espacial, que se traduce en las dificultades de definición, es claro que la migración está relacionada con el desplazamiento espacial de la población, pero no es tan evidente qué movimientos específicos denotan este concepto.

Sin embargo Bustamante (1997, 321) referido por González (2005, 6) señalaba que se entiende a la migración como un fenómeno social que constituye un campo de investigación amplio y complejo, ya que involucra a un conjunto social y no sólo al individuo, que experimenta físicamente el cruce de una frontera. Visto de esta forma, el experimentar tanto el cruce de fronteras municipales, estatales y nacionales, constituyen una migración temporal, instantánea, estacional, permanente, entre otras, en sentido estricto.

Crecimiento urbano y migración

En la última década se ha generado una amplia literatura económica en torno a los determinantes del crecimiento de las ciudades. Esta literatura ha sido inspirada por la nueva teoría del crecimiento, en la cual se señalan las externalidades, y particularmente las externalidades del conocimiento, como motores del crecimiento. Los economistas urbanos han enfatizado que las externalidades del conocimiento son mayores en las ciudades, donde la alta densidad e interacción de la población facilita los flujos de información entre trabajadores y empresas. De esta manera, la nueva teoría del crecimiento es particularmente relevante para estudiar por qué crecen las ciudades (Galvis y Meisel 2000, 1).

La discusión desde hace más de veinte años sobre la transformación de los sistemas urbanos ha acaparado una buena parte de los espacios académicos de la geografía, demografía, economía y sociología. Cada una de estas disciplinas ha intentado dar, desde su propia perspectiva, una explicación a los cambios en la distribución de la población (Pérez 2006, 128). Así, INEGI (2002) define que una localidad es urbana si su población es de 15,000 o más habitantes; semiurbana aquella localidad en que su población en encuentra de 2,500 a 14,999 habitantes y, una localidad es rural si su población es de 1 a 2,499 habitantes.

La «región costera» forma parte importante del desarrollo social y económico del país, por el potencial de recursos naturales que posee y por el espacio de que se dispone para nuevos asentamientos humanos. Como la costa es un espacio en el que se han efectuado procesos económicos de transición y de búsqueda de nuevas orientaciones en diferentes territorios, acordes con la perspectiva de globalización y las tendencias económicas mundiales que están produciendo signifi cativas modificaciones en un nivel «macro», es necesario enfocar los estudios sobre la costa hacia escenarios que resulten operativos para el análisis del desarrollo regional y propicien propuestas de alternativas de solución a los problemas que dicha zona enfrenta (Padilla 2000, 81-82).

La localización de los principales focos emisores y polos de atracción pone en evidencia que la mayor parte de estos movimientos son de carácter económico, por lo que la búsqueda de empleo, mayores ingresos y mejores expectativas de futuro resulta el motor fundamental que los pone en marcha. Las relaciones entre inmigración y ciudad son, pues, un fenómeno antiguo, pero que al mismo tiempo adquiere formas nuevas y diferenciadas según condiciones de tiempo y espacio (Méndez 2008, 1). México cuenta con políticas sociales y sectoriales con marcadas dimensiones regionales, pero carece, en la actualidad, de una política regional como tal. Es decir, existen planteamientos que pueden ser expresados como una estrategia territorial y están presentes en los programas de reforma económica, privatización, descentralización y política social (Chapa 2000, 212). La migración interna explica en gran parte el aumento de la población urbana y de aquellos asentamientos con marcadas tendencias hacia la urbanización, sobre todo, la diferencia entre los índices de crecimiento rural y urbano (Balán y Paz 1969, 399).

La migración está estrechamente vinculada a la distribución de la población y las actividades económicas en el territorio. Con mayor especificidad, la forma en que se organizan los sistemas urbanos, dependiendo de su etapa de desarrollo, incentiva movimientos de población, sean éstos concentradores o desconcentradores. La oferta de trabajo, el crecimiento económico, las diferencias salariales, la oferta y los precios de la vivienda y las condiciones de vida en las diferentes ciudades que componen los sistemas urbanos explican en gran medida el traslado de un lugar a otro. Así, cuando el crecimiento económico por el empleo, el de los servicios y el de la vivienda se concentran, la migración también parece seguir un patrón concentrador (Pérez 2006, 331-2).

Por otra parte, la migración internacional es parte del proceso de integración económica conocida como globalización, fenómeno que se ha intensificado en las últimas décadas. Este proceso está asociado a las mayores y mejores oportunidades de empleo, salarios y bienestar que genera el desarrollo económico. Usualmente se sugiere la existencia de un posible círculo virtuoso en el lugar de destino entre migración, remesas y desarrollo que va de las señales de crecimiento y empleo a los flujos de migración y mayor crecimiento, no así en los lugares de origen que en contraste parecen entrar en círculos viciosos de emigración, pobreza y menor desarrollo (Urciaga 2006, 5).

En términos generales, se puede decir que en años recientes, se han observado variaciones significativas en el fenómeno migratorio debido a: 1) Su composición por la edad y el sexo; 2) La temporalidad/permanencia de los migrantes en los lugares destino; 3) Los ámbitos de origen –lugares emergentes- y destino –llegada y asentamiento; 4) La inserción y pérdida de importancia relativa del sector primario; 5) La enorme contribución de sus familias y comunidades de origen por medio de remesas materiales y simbólicas; 6) La fortaleza de las redes sociales que apoyan el éxito del fenómeno migratorio y, 7) El nivel organizativo y el activismo –étnicos y políticos (Castillo 2005, 100-1).

La situación demográfica de México en la actualidad deriva en buena medida del rápido crecimiento que tuvo la población hasta principios de los años setenta del siglo pasado, cuya inercia ha quedado entretejida en la estructura por edad y su efecto ha comenzado a mermar sólo hasta fechas recientes (CONAPO, 2001, 95). El tema de migración y desarrollo está adquiriendo una gran importancia en el debate político y en la investigación científica (Delgado y Márquez 2006, 66). Adecuando lo señalado por los mismos autores, en el sentido de que en ocasiones, las migraciones internas constituyen una fuente inapreciable de trabajo barato, como de altamente calificado, que alimentan el proceso de acumulación de las economías locales mediante la inserción precarizada de amplios contingentes laborales desorganizados y dóciles. La mayoría de los estudios realizados en México adoptan un enfoque disciplinar sobre aspectos demográficos, antropológicos y culturales, con un horizonte analítico predominantemente microsocial (Delgado y Márquez 2006, 67).

Hayek (1986) y Rubiol (1986) referidos por Massé (2002, 69), señalan que se debe de reconocer como responsabilidad del Estado la provisión de necesidades básicas (un mínimo de subsistencia) a la población. Se refieren a la provisión de servicios públicos que utilizando métodos de trabajo social, contribuyan al bienestar y al desarrollo de los individuos y grupos en las comunidades, y entre los que se encuentran salud, educación y servicios públicos urbanos y –más recientemente- empleo. Esto conlleva al reconocimiento del Estado como regulador y proveedor del bienestar social.

La Riviera Mexicana y La Riviera Nayarit

Es importante hacer referencia a lo que se ha dado por denominar «Riviera Mexicana», que se promueve al exterior del país como un conjunto ubicado en la costa mexicana del Océano Pacífi co, comprendida de Nuevo Vallarta, en Nayarit, hasta Santa María Huatulco, en Oaxaca. La región se extiende por más de 1,800 kms. de longitud, que representa 45.6% de la costa mexicana del Pacífico, sin contar la Península de Baja California. Es un espacio que cuenta con múltiples territorios, y uno de los motores para su desarrollo es el turismo, el cual desempeña un importante papel no sólo de su economía, sino también al país en su conjunto; en este contexto, intervienen tanto lo físico como lo humano y la población que es factor preponderante (Juárez y Sánchez 2003, 33; Padilla 2001, 54; Sánchez y Propin 1998, 12).

Derivado del crecimiento y concentración de población se observa el aumento de localidades urbanas, lo que representa el proceso de urbanización. Entendiéndose como urbanización el incremento poblacional y de las actividades humanas, se manifiesta en los asentamientos humanos ya existentes y de acuerdo con las tendencias generales que se han seguido al respecto (Padilla 2001, 65). En los tres últimos decenios del siglo veinte, las zonas tropicales de México han experimentado un fuerte crecimiento demográfico debido a causas marcadamente diferentes: la expansión de la industria petrolera, el impulso creciente del sector turístico y el desarrollo de las actividades portuarias, entre otras (Sánchez y Propin 2001, 70). Por otra parte Gutiérrez y González (1999, 111), señalaban que las costas constituyen un espacio que se ha urbanizado muy tardíamente.

En marzo del año de 2007 se publica por parte del gobierno del estado de Nayarit la Declaratoria de los Corredores Turísticos Vallarta, Nayarit y Riviera de Nayarit, el primero de ellos correspondía al espacio geográfico que comprende desde el margen de la desembocadura del río Ameca hasta Punta de Mita, en el municipio de Bahía de Banderas, y el segundo al espacio geográfico ubicado desde Punta Negra hasta el puerto de San Blas. Para el mes de julio del mismo año, se publica la Declaratoria de Corredor Turístico Riviera Nayarit, que no hace otra cosa que rectificar lo publicado en el mes de marzo anterior. Dicha zona quedaría comprendida entonces, desde el margen norte del río Ameca hasta el Puerto de San Blas, con una extensión de 180.18 km de litoral. Mediante la creación de esta región se pretende crear la base necesaria para dirigir el aprovechamiento y desarrollo de la costa del sur nayarita de una manera sostenible, integral y que permita competir sólidamente en el mercado internacional en el sector turístico (Periódico Oficial 2007a; 2007b). En este sentido, la Riviera Nayarit es una extensión más al norte de la Riviera Mexicana (Figura 2 y Cuadro 1).

A la fecha, sin hacer una consideración geográfica profunda y de planeación misma del desarrollo, el gobierno estatal actual y el inmediato anterior, es decir de los sexenios 2005-2011 y 1999-2005, expande los límites de lo que fuera el principal destino turístico de playa de todo el estado de Nayarit, las costas del municipio de Bahía de Banderas. Se hace la anterior aseveración, ya que no existe en todo el territorio nayarita infraestructura para el turismo como el que se localiza alternadamente en las localidades de dicha porción costera, es decir desde Lo de Marcos a Las Jarretaderas. Las playas de los municipios de Compostela y San Blas se han considerado desde ya hace muchos años como destinos para el turismo popular, ya que son escasos los establecimientos catalogados con nominaciones de cuatro y cinco estrellas o de gran turismo; son los destinos de preferencia de fin de semana para una gran cantidad de habitantes de la zona conurbada de Tepic-Xalisco y de otras cabeceras municipales de menor importancia; y también de los estado de Jalisco y Guanajuato (Márquez y Sánchez 2007, 145).

Algunos resultados preliminares

México se encuentra en una fase avanzada de la transición demográfica (Partida 2006, 11). La convergencia en los niveles del crecimiento natural entre las entidades federativas ha convertido a la migración interna, cada vez más, en el principal determinante demográfi co de los cambios en la distribución geográfica de la población de México. La creciente diversificación de las actividades económicas, a lo largo del territorio nacional, ha propiciado la aparición de polos de atracción alternativos para la movilidad territorial de la población, de tal suerte que los otrora masivos traslados del campo a las ciudades han cedido importancia paulatinamente a las migraciones entre núcleos urbanos y de las grandes zonas metropolitanas a ciudades de tamaño intermedio (CONAPO 2001, 95). En los Cuadros 2 y 3, se podrá observar los porcentajes de población nacidas en Nayarit y en otras entidades para el periodo de 1990-2000 del total estatal, la Riviera Nayarit y por cada uno de sus municipios.

De acuerdo con el II Conteo de Población y Vivienda 2005, emigraron de Nayarit para vivir en otra entidad un total de 25,653 personas, que sólo representó el 1.07% del total nacional, es decir ocupando el lugar número veintisiete nacional. Por otra parte, inmigraron de otras entidades un total de 36,775 personas, que representó el 1.53% del total nacional y ocupando el lugar veintidós; visto así, la entidad nayarita no es sumamente atractiva para ambos fenómenos. En términos absolutos 11,132 personas de otras entidades llegaron a Nayarit y que representan tan sólo 0.46% de ambos procesos migratorios para dicho año. Por otra parte, de acuerdo con los resultados definitivos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, se observa la distribución en el territorio nacional de la población nacida en el extranjero. Así, Nayarit se encuentra en el grupo de entidades federativa (Aguascalientes, Durango, Guerrero, Morelos, Quintana Roo, San Luís Potosí, Sinaloa y Veracruz) que albergan en sus territorios entre 5 y 9 mil extranjeros, espacios geográficos atractivos unos por su historia y la calidad de vida, importancia turística, entre otros. En el Cuadro 7 se podrá visualizar mejor el comportamiento poblacional para el periodo 1990-2000 por regiones de Nayarit.

Alba, et al (2006), señalaban que un adecuado aprovechamiento de la mano de obra disponible depende no sólo del monto de empleo

o autoempleo creado, sino también de la calidad de las ocupaciones generadas. Si la meta es multiplicar los beneficios que signifi ca contar con una mayor disponibilidad de mano de obra en edades activas, se requiere crear empleos o autoempleos que permitan la absorción de la mano de obra disponible en condiciones adecuadas y dignas de ocupación. Esto implica, por un lado, satisfacer estándares mínimos de remuneración acordes con el grado de utilización de la fuerza de trabajo, y por el otro, otorgar al trabajador asalariado estabilidad en el empleo y una cierta protección social. Lo anterior es perfectamente comprensible con lo que está aconteciendo actualmente en la denominada Riviera Nayarit, es decir, el convertirse en un importante polo de atracción potencial de emplearse para muchos ciudadanos de otras latitudes del interior del país, incluso extranjeros. El Cuadro 8 muestra el comportamiento en el periodo 1980-2000 el cambio en los sectores productivos, siendo notorio a la transición abrupta del sector primario al terciario en los municipios de Bahía de Bandeas y Tepic, que se explica por las líneas escritas en párrafos anteriores.

Comentarios finales

La conversión de más de la mitad de la costa nayarita en área preferente de actuación en materia de desarrollo principalmente turístico, debe fundarse en la planifiación, por el hecho, ya sobradamente conocido, de que en el ámbito turístico se produce la intervención de los tres órdenes de gobierno, los desarrolladores e inversionistas, pero rara vez, los actores locales, lo que puede generar un riesgo evidente de dispersión de esfuerzos o de actuaciones contradictorias, ya que por desgracia, se trabaja bajo un riguroso esquema de poderes políticos y económicos emergentes que se repite cada tres y seis años. Por otra parte, el desarrollo de la región ha de circunscribirse aún más allá de los municipios de Bahía de Banderas, Compostela y San Blas. La atracción de inversión no tendrá paralelo, en donde alguna de las tres municipalidades será más favorecida que otra y que en definitiva buscarán presentar los proyectos más atractivos dentro de su espacio geográfico para su mejor posicionamiento turístico, lo que a su vez provocará sin lugar a dudas, una mayor migración hacia sus espacios geográficos.

En el periodo de análisis de 1980-2000, existe una marcada transición muy importante en todos los municipios del estado de Nayarit del sector primario al terciario, lo cual podría explicar de alguna forma, que los municipios serranos y con déficit de infraestructura seguirán siendo los más rezagados y tardarán más tiempo en poder alcanzar el desarrollo integral, en parte, por la falta de una aplicación efectiva de las políticas públicas estatales en primera instancia y en segundo lugar, en las que interviene el gobierno federal que cubran los aspectos fundamentales para alcanzar mejores condiciones de calidad de vida para los habitantes de esta entidad federativa. De este análisis, se puede apreciar una tendencia hacia la divergencia entre aquellos municipios que transitan más rápidamente hacia la terciarización de las actividades productivas de aquellos en donde las actividades primarias siguen siendo preponderantes.

La tasa media anual de crecimiento de la población por entidad federativa para los periodos de 1970-1990, 1990-1995 y 1995-2000 a nivel nacional fue de 2.59, 2.03 y 1.54, mientras que para el estado de Nayarit correspondió a 2.07, 1.48 y 0.59 respectivamente, en todos los casos, la tasa de crecimiento de la población fue menor. Lo anterior, puede reflejar que los movimientos poblacionales por ser una entidad poco atractiva para establecerse a vivir permanentemente dadas las pocas alternativas de trabajo, y por otro lado, el proceso migratorio hacia el interior del estado, a otras entidades del mismo país y hacia Estados Unidos de América no deja de ser importante.

No sólo en el estado de Nayarit, sino en términos generales se puede decir que en años recientes, se han observado variaciones significativas en el fenómeno migratorio debido a la inserción en los mercados laborales por la diversificación y pérdida de importancia relativa del sector primario, tal pareciera que es la tónica para los próximos años para esta porción de la geografía nacional. Juárez (2001, 150; 153) señalaba que la concentración de la población en las franjas costeras marca ritmos diferenciales de crecimiento, que refleja cinco patrones de comportamiento, entre ellos el de crecimiento muy bajo, como sería el caso de Nayarit.

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